Irán tiene el arma más poderosa que acabaría con todos y no es nuclear

La madrugada del viernes 13 de este 2025 marcó un hito en la historia mundial con el inicio de una de las guerras más volátiles y sensibles en todos los niveles posibles. El ataque “preventivo” de Israel a Irán abre múltiples frentes de análisis, y hay un punto crucial que podría jugar a favor del país islámico: Irán tiene un as bajo la manga, un “arma secreta” tan poderosa que no importaría si sus intenciones de enriquecer uranio para fabricar armas nucleares se ven frustradas por los ataques israelíes.
Está claro: nadie en este conflicto quiere ceder. Tanto Israel como Irán se mantienen firmes en su decisión de atacar, cueste lo que cueste. Sin embargo, alguien tendrá que hacerlo. Aunque expertos en Medio Oriente, como Daniel B. Shapiro, asesor del Pentágono, aseguran que “estamos a semanas, no a días” de que la guerra llegue a su fin, el conflicto podría escalar mucho más.
El arma más letal con la que Irán podría paralizar al mundo
Irán está en plena carrera armamentista y busca enriquecer uranio para obtener sus propias armas nucleares.
Aunque en comparación con Israel tiene desventaja, el país sionista posee 90 ojivas nucleares y otras 9 en desarrollo, además de un presupuesto militar 3.5 veces mayor, Irán controla una pieza clave: el estrecho de Ormuz, un punto estratégico que lo protege de represalias directas de Estados Unidos, sus aliados, e incluso de actores como Rusia y China, que si bien mantienen vínculos con Teherán, dependen también del comercio energético global.
El estrecho de Ormuz es vital para la estabilidad económica mundial. Por ahí transita cerca del 20% del petróleo y el 26% del gas natural licuado (GNL) que consume el planeta, provenientes de países como Irak, Kuwait, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irán. Si Teherán decide cumplir su reiterada amenaza de bloquear ese paso marítimo -como ya hizo en crisis anteriores-, desataría un colapso económico global difícil de contener.
Un bloqueo en Ormuz dispararía los precios del petróleo y el gas, provocando una cadena de inflación mundial, suba en las tasas de interés, desplome de los mercados financieros y fuga masiva de capitales. En otras palabras: una recesión global. ¿Está el mundo preparado para un escenario así?
¿Por qué también temen Estados Unidos, Rusia y China?
No es casual que Estados Unidos actúe con cautela ante esta guerra, adoptando una postura “neutral” pese a tener el control del espacio aéreo iraní, contar con bombas antibúnker capaces de destruir instalaciones subterráneas y saber con precisión dónde está el líder supremo de Irán, Alí Jameneí, cuya caída marcaría un punto de inflexión en el conflicto.
Tampoco es menor que Rusia y China, ambas potencias nucleares, se muestren contenidas: son clientes directos del petróleo iraní. Un cierre del estrecho de Ormuz obligaría a estas naciones a buscar crudo en otras regiones, a mayores costos y con menos garantías de suministro. Además, cualquier disrupción energética afectaría sus economías internas y sus capacidades de proyección geopolítica.
En esta guerra, fisicamente en el Medio Oriente, pero que le compete al mundo entero, Irán no necesita detonar una bomba para cambiar el orden mundial. Con cerrar una ruta marítima de 39 km de ancho, tiene en sus manos la llave del caos económico global.