El pensamiento y obra de Nietzsche ya son Patrimonio de la Humanidad, ¿Por qué?

El pensamiento y

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha declarado el legado documental de Friedrich Nietzsche como Patrimonio de la Humanidad dentro de su programa Memory of the World.

Así lo informó la Fundación Clásica de Weimar, al confirmar que manuscritos, correspondencia, apuntes y ejemplares de libros del filósofo alemán han pasado a formar parte de este selecto registro cultural.

El material reconocido se conserva principalmente en dos instituciones de gran relevancia histórica: los Archivos Goethe y Schiller, y la Biblioteca de la duquesa Ana Amalia, ambos en la ciudad de Weimar, en el centro de Alemania.

Este reconocimiento subraya no solo el valor filosófico de los escritos de Nietzsche, sino también su importancia como testimonio histórico y cultural de los cambios intelectuales que marcaron el tránsito hacia la modernidad.

Nietzsche, nacido en Röcken en 1844 y fallecido en Weimar en 1900, fue uno de los pensadores más influyentes y controvertidos del siglo XIX.

Además de filósofo, también cultivó la poesía y la música. Su obra, expresada en gran parte en aforismos y ensayos, constituye una profunda crítica a la moral tradicional y a la cultura occidental, siendo Así habló Zaratustra una de sus obras más emblemáticas.

El ministro de Cultura de Turingia, Christian Tischner, destacó la vigencia del autor al afirmar que Nietzsche “reflejó muy pronto los grandes cambios de la modernidad; sus manuscritos son la expresión de una apertura intelectual que necesitamos precisamente hoy”.

La historia de este legado está marcada por la figura de su hermana, Elisabeth Förster-Nietzsche, quien en 1894 fundó el Archivo Nietzsche y tres años más tarde lo trasladó a Weimar, con el objetivo de situar a su hermano al lado de Goethe y Schiller, como figuras centrales de la filosofía y el arte alemán.

Sin embargo, su gestión ha sido duramente criticada, pues manipuló y reorganizó parte de los textos inéditos, sentando las bases de la tergiversación ideológica que los nazis realizarían posteriormente.

Durante el Tercer Reich, Adolf Hitler visitó en varias ocasiones el archivo e incluso asistió al funeral de Elisabeth en 1935.

De la mano de estas distorsiones, Nietzsche fue convertido en un referente “oficial” del régimen, a pesar de que en vida había rechazado el antisemitismo y mantenía un pensamiento radicalmente opuesto al totalitarismo.

Tras la Segunda Guerra Mundial, los fondos del Archivo Nietzsche fueron integrados al Archivo Goethe-Schiller, y desde entonces diversos investigadores han trabajado en la recuperación de un Nietzsche más fiel a su obra original.

La filosofía de Nietzsche y su influencia en el siglo XX

El pensamiento de Nietzsche, centrado en la crítica de la religión, la moral y la filosofía occidental, es considerado uno de los pilares intelectuales de la modernidad.

Su célebre afirmación de la “muerte de Dios” simboliza la crisis de los valores tradicionales y la necesidad de una nueva fundamentación para la existencia.

A partir de ahí desarrolla el concepto de nihilismo, entendido como la pérdida de sentido ante la desvalorización de los valores supremos.

Frente a este vacío, Nietzsche propuso la idea del superhombre, una figura capaz de crear sus propios valores y afirmar la vida desde una perspectiva estética y vitalista.

Esta visión marcó profundamente el pensamiento del siglo XX, influyendo en corrientes tan diversas como el existencialismo de Sartre, la filosofía posmoderna y la psicología profunda de Freud y Jung.

Su crítica a la moral cristiana y su defensa del individuo frente a las estructuras colectivas fueron fundamentales para repensar la libertad, la cultura y la política en la modernidad.

Aunque su obra fue objeto de apropiaciones indebidas, la lectura actual de Nietzsche lo sitúa como un pensador que abrió caminos para cuestionar certezas y desafiar los dogmas, dejando un legado que sigue vigente en el debate intelectual contemporáneo.