El bailarín Braulio Álvarez busca conectar el ballet de México y Japón

El bailarín Braulio

El bailarín mexicano Braulio Álvarez se encuentra de visita en México para participar como director artístico del XVI Concurso Nacional de Ballet Infantil y Juvenil, que tendrá su gala de clausura el próximo sábado en el Palacio de Bellas Artes, y en entrevista con Excélsior habla de sus planes y reconoce que trabaja en conectar proyectos artísticos entre México y Japón.

Esto ocurrirá partiendo de su experiencia y su estancia en el país nipón desde hace nueve años hasta concretar algún día su mayor deseo: una colaboración entre la Compañía Nacional de Danza de México y el Tokyo Ballet. Además, adelanta que el próximo 11 de agosto participará en una producción de La bella durmiente con el Yamato City Ballet, y dos meses después bailará en Giselle.

Me interesa crear esa conexión entre México y países como Japón y Tailandia, por el crecimiento exponencial que hay en todas las naciones de Asia, en lo económico, lo político y ahí en medio entran las artes, para comenzar a tejer esos lazos y mantenerlos, ya que en Japón, les gusta que todo esté planeado a largo plazo”, dice.

¿Qué tan fuerte viene el Concurso Nacional de Ballet Infantil y Juvenil?, se le pregunta al bailarín que formó parte del Ballet de Hamburgo durante siete años y más tarde se convirtió en el primer solista extranjero del Tokyo Ballet, de donde se retiró el año pasado para dar paso a su trabajo como bailarín independiente, coreógrafo y gestor cultural.

Es un evento bianual que busca impulsar a las y los estudiantes mexicanos para que se conviertan en bailarines profesionales. Este año hubo alrededor de 280 aplicaciones, de los cuales fueron seleccionados, 180 a través de un video. Hay alrededor de 27 varones y las demás son mujeres, divididos en cinco categorías, de los ocho a los 18 años”.

¿Cómo ha encontrado el nivel? “Ha subido muchísimo. Recuerdo que yo también participé tres o cuatro veces en este evento, pero técnicamente hoy todos están mucho más fuertes y hay más caminos para que los niños puedan salir de México, si así lo quieren, aunque también pueden quedarse aquí e ingresar a las escuelas profesionales del INBA o el Ballet de Monterrey”.

¿Qué falta en México? “Un poco de apoyo para estos niños, porque el ballet es un arte que requiere mucho dinero. Esto, por el tiempo y el equipo que bailar ballet”, afirma.

¿En Japón el impulso viene del sector privado? “No hay ninguna escuela de danza del gobierno. Existe la Escuela Nacional, pero los estudiantes pagan como si fuera una academia privada. No es como en México que las maestras te dicen:

Bueno, si quieres ensayar un poco más está bien’. Allá no, se cobra por hora, y los papás deben pagar los viajes para los concursos”.

¿Por qué salir al extranjero? “Para poder vivir de la profesión. En México está, por ejemplo, la Compañía Nacional de Danza, donde los bailarines trabajan por un sueldo, pero sólo hay 60 (plazas de) bailarines.

Por último, Braulio Álvarez habla de su trabajo como bailarín invitado internacional, de su actividad como coreógrafo y de las colaboraciones que mantiene con artistas comoMizuka Ueno.

Aunque ya no formo parte del Tokyo Ballet, continúo como bailarín invitado y participo en funciones que tienen un valor artístico y que me hace crecer.

Al mismo tiempo, realizo mis propias coreografías –que ya suma 50 creaciones, todas estrenadas–, de las cuales 15 han sido con agrupaciones y el resto son solos que he estrenado, concluye.

A lo largo de su carrera, Álvarez ha interpretado obras de John Neumeier, George Ba- lanchine, Jiří Kylián, Jerome Robbins, Maurice Béjart y Frederick Ashton, entre otros.

Además, ha estudiado danzas tradicionales como el Khon, danza clásica tailandesa, danza clásica india, así como teatro Noh.