Descubren en Abu Dabi una cruz cristiana de 1,400 años que cambia la historia del islam

Un equipo de arqueólogos descubrió en la isla de Sir Bani Yas, en Abu Dabi, una cruz de estuco de más de 1,400 años de antigüedad, lo que aporta pruebas materiales inéditas sobre la presencia del cristianismo en pleno corazón del mundo islámico.
La pieza, de 27 cm de largo por 17 de ancho, fue encontrada en el patio de antiguas viviendas monásticas cercanas a una iglesia y un monasterio cristiano. El diseño muestra una pirámide escalonada que representa el Gólgota, lugar donde, según la tradición, fue crucificado Jesús, además de motivos florales que reflejan influencias locales.
Los expertos señalan que la cruz habría sido utilizada como objeto de devoción por los monjes del complejo y la relacionan con la Iglesia del Oriente, una rama cristiana que floreció en Asia y llegó hasta India y China.
Cristianismo e islam: convivencia en el Golfo
La arqueóloga Maria Gajewska, líder de la excavación, explicó que el diseño de la cruz demuestra cómo el cristianismo no solo sobrevivió en la región, sino que se adaptó culturalmente al entorno árabe. Esto contradice la idea de que el cristianismo desapareció en los siglos VII y VIII con la llegada del islam.
El hallazgo apunta a una época en la que ambas religiones coexistieron pacíficamente, compartiendo un espacio histórico de respeto mutuo. De hecho, no hay evidencias de abandono violento en el monasterio: los arqueólogos creen que los monjes se retiraron de manera organizada e integrándose en las nuevas comunidades musulmanas.
Una joya arqueológica en Abu Dabi
El monasterio de Sir Bani Yas ya había sido descubierto en 1992, pero la cruz hallada ahora es uno de los objetos más valiosos recuperados en décadas. El complejo incluye iglesia, viviendas y espacios de retiro espiritual, construidos con piedra caliza y coral, y equipados con aljibes para almacenar agua, lo que refleja una vida monástica organizada y estable.
Junto a la cruz se encontraron otros objetos rituales, como cerámicas, piezas de vidrio y una botella verde que pudo contener aceites sagrados.
Hoy, el sitio arqueológico forma parte de una reserva natural abierta al público, donde los visitantes pueden recorrer los restos de la iglesia y observar en exposición cálices, sellos y cruces originales que documentan una historia poco conocida de la región.