Así repartió Giorgio Armani sus bienes, desde alfombras, pinturas y su emporio

“Mi retrato de Andy Warhol para Leo; el cuadro de Matisse para Rosanna; la alfombra japonesa con flores en el borde, para Leo; los animales de metal, para Leo; las lámparas para dividir entre Rosanna, Leo y Michele Morselli”.
No hubo grandes sorpresas al desvelarse este viernes el contenido del testamento secreto de Giorgio Armani, que, más atento a los más mínimos detalles, no solo pensó en el futuro del grupo que lo convirtió en una especie de prócer, sino que, minuciosamente, dejó indicado qué decoración, qué mueble, cuál alfombra y qué cuadro de su mansión de Milán quedaba en manos de quién.
Tal como se esperaba, el gran estilista —que murió el 4 de septiembre último, a los 91 años y que nunca tuvo hijos— dejó su coloso de la moda a la Fundación Armani y dividió su enorme patrimonio entre sus seres más cercanos: su brazo derecho y compañero, Leo Dell’Orco, su hermana Rosanna y sus tres sobrinos, Andrea Camerana (hijo de Rosanna) y Silvana y Roberta Armani (hijas de su hermano Sergio, fallecido en 1993).
Pantaleo (Leo) Dell’Orco, de 72 años y figura clave del grupo desde hace cuatro décadas, fue el gran beneficiario de la herencia: tendrá el 40% de los derechos de voto en la empresa de moda fundada por Armani en 1975, hace 50 años. El 30% de los derechos serán de la fundación, un 15% cada uno a los sobrinos Silvana Armani y Andrea Camerana. Dell’Orco también quedó en posición privilegiada porque, por ejemplo, la participación de Giorgio Armani en EssilorLuxottica, equivalente a aproximadamente el 2% del capital por un valor de más de 2500 millones de euros, quedó en un 40% en sus manos, mientras que el 60% restante fue heredado por miembros de la familia.
“Re Giorgio”, que dejó indicaciones precisas para el futuro de su imperio de la moda y todo minuciosamente calculado, también “premió” a pocas personas con las que tenían vínculos muy estrechos. Al conocerse este viernes los dos documentos ológrafos que dejó en manos de su escribana, escritos en marzo y abril pasado y abiertos el martes último ante sus herederos, también aparecieron entre los beneficiarios de un patrimonio enorme —estimado entre 11 mil y 13 mil millones de euros—, Michele Morselli, Daniele Ballestrazzi, Giuseppe Marsocci, Laura Tadini y Luca Pastorelli, todas personas al mando de distintos rubros de su imperio.
En el segundo documento escrito de puño y letra por Armani en abril último, cuyo texto integral fue publicado por la prensa italiana, el nombre de Michele Morselli aparece varias veces en la parte en la cual el estilista señala, con una meticulosidad impresionante, para quiénes son esos objetos, muebles, pinturas y alfombras que fueron decorando su mansión de Milán. Del segundo piso de su casa de la via Borgonuovo de Milán, por ejemplo, dejó para Morselli, manager de 42 años al frente de la inmobiliaria Giorgio Armani, “el mublecito con cajones verdes, el sillón animal print y el sillón anaranjado”.
“Los autos de época [van] para Leo y Michele, a su elección o, siempre a su elección, vendidos con una división igualitaria de las ganancias”, dejó escrito Armani, que fue cremado y cuyas cenizas fueron sepultadas este jueves, en una ceremonia íntima y sobria —estilo Armani—, en la capilla familiar de Rivalta, localidad en provincia de Piacenza.
Según el testamento difundido este viernes, Armani cedió la plena propiedad, equivalente al 75% de las acciones, de la empresa L’Immobiliare Srl a su hermana Rosanna y a sus sobrinos Andrea Camerana y Silvana Armani, a quienes también dejó el 25% restante en nuda propiedad. El usufructo pasará a Leo Dell’Orco. La empresa es propietaria de las propiedades en Saint Tropez, Antigua, Broni y Pantelleria de “re Giorgio”.
Además, dejó escrito que en el plazo de 12 meses, y a más tardar en un año y medio, la Fundación deberá vender el 15% del capital del grupo de moda Armani Spa “prioritariamente a una de las empresas del Grupo LVMH (el coloso de lujo de Bertrand Arnault), del Grupo EssiloLuxottica, del Grupo L’Oréal”, “o a otras empresas o grupos empresariales identificados por la Fundación con el acuerdo de Leo” Dell’Orco.
Tal como destacó el Corriere della Sera, Armani abrió así la puerta a la venta de su imperio, que tiene 8 mil 700 empleados. De hecho, también estipula que, tras la venta del 15%, “a partir del tercer año y dentro del quinto” de la fecha de apertura de la sucesión, se venderá un 30% adicional del capital de la casa de moda, hasta un máximo del 54,9%.
En la práctica, en los próximos cinco años, el 70% de Giorgio Armani (15% más 54,9%) se venderá a un comprador cualificado, ya sea uno de los gigantes de la moda o el gigante de la óptica fundado por Leonardo Del Vecchio, amigo íntimo del diseñador. En otras palabras, en caso de venta, la Fundación deberá conservar una participación del 30% y salvaguardar el estilo de la casa de moda.
Según el plan de Armani, el impulso para la venta a otro grupo de moda o a EssilorLuxottica debe provenir de la Fundación, con la aprobación, como se mencionó, de Dell’Orco o de sus sobrinos con derecho a voto, Andrea Camerana y Silvana. Sin embargo, si la situación no se desarrolla con fluidez y no se encuentra un comprador con garantías suficientes, el diseñador está abierto a la posibilidad de cotizar en bolsa a partir del tercer año de sucesión, si Dell’Orco y al menos uno de los dos sobrinos (Camerana y Silvana Armani) lo solicitan.
Como alternativa, Giorgio Armani Spa cotizará en bolsa, en cualquier caso, a partir del quinto año y, como máximo, del octavo año de sucesión.
La salida a la luz de todos estos detalles no impidió que en Milán se siguiera trabajando a todo ritmo para el desfile que celebrará los 50 años del grupo Armani. La cámara de la moda le dedicó al eximio estilista la “fashion week” que arranca el próximo 23 de septiembre, mientras que la comuna de Milán anunció que le rendirá homenaje a “re Giorgio” incluyéndolo en el denominado “Famedio”, el panteón de los milaneses ilustres del cementerio monumental de la ciudad. Para dedicarle a su memoria el nombre de una calle o de un lugar de Milán, hizo saber el alcalde, Beppe Sala, habrá que esperar, según las reglas, al menos diez años.